lunes, 27 de abril de 2015

Te quiero

Y de pronto se te escapa un "Te quiero"...

Cuando empiezas una relación, dependiendo de lo abierto que este tu corazón a enamorarse, las mariposas y demás efusividades, propias del amor más adolescente, se apoderan de tí antes o después.
Yo, romántica de los pies hasta el último pelo de mi cabecita loca, soy enamoradiza sin remedio alguno ; lo cual me produce, en muchas ocasiones, tremendos quebraderos de cabeza. Porque enamorarse no es tan fácil como parece y muchas veces ansiamos tanto el sentir esa sensación que nos calienta el corazón, que nos equivocamos,confundimos sentimientos y muchas veces, nos damos en cuerpo y alma,sin pensar,a personas que no están al mismo "nivel de enamoramiento" que tú.

Pero ¿Cómo puedes medir si la otra persona siente lo mismo que tú o en el mismo grado? Lamentablemente, eso no se puede saber, y te dejas llevar por tus instintos, por lo que sientes y si no te llevas un batacazo es que has tenido suerte.

Después de muchos años buscando y maldiciendo a los cuentos de princesas y todas esas películas romanticonas que me han creado unas espectativas demasiado altas sobre el amor, tengo una visión bastante distinta de qué es lo que busco en una pareja.

Cuando esa persona es capaz de hacer cosas por tí que otras no harían, cuando os miráis a los ojos y no hace falta decir mucho más, cuando un abrazo calma la peor de las tormentas y las risas superan con creces cualquier enfado tonto que podáis tener. Creo no confundirme al decir, que esa persona está por tí,para tí,para hacerte sentir única, para hacerte, para haceros felices.

Entonces sí, entonces los "Te quiero" ya no se escapan, te salen del pecho porque no puedes callar lo que sientes.

martes, 24 de febrero de 2015

Y te desgarra por dentro, y vas sintiendo como poco a poco tu seguridad se escapa por la ventana, tan rápido que no te da tiempo a retenerla contigo; es esa sensación la que te bloquea y durante unos instantes te paraliza,concentrando todos tus pensamientos y sensaciones en esa angustia que te invade todo el cuerpo; olvidas todos tus logros, olvidas todo lo que vales y tus capacidades, y te centras en lo malo, en sentir ese dolor torturador que ahora te recorre, ojalá supieses controlarlo,pero es imposible, y en el fondo sientes que necesitas sentirte así, darte ese escarmiento para no hacer más la idiota por ahí,para aprender a cuidar mejor de tí, para que nadie te haga más daño del que tú le permitas.

Tras horas, incluso días, torturándote gratuitamente te das cuenta de que, la vida se resume en dar y recibir, no siempre recibimos lo que damos, ni siquiera, en ocasiones, somos capaces de pedir que estén a la altura de lo que estamos compartiendo. El amor, la amistad... son grandes sentimientos que no se pueden medir y que nos dan las mayores satisfacciones y también nos hacen sufrir las mayores decepciones. Pero si algo he aprendido a lo largo de los años,y los golpes,es que si no das nunca vas a recibir, si no quieres con toda el alma nunca van a quererte de esa manera, y merece la pena entregarse,merece la pena darse a otra persona,compartir tu vida, no todo el mundo sabrá apreciar ese regalo que le estas dando,tu tiempo,un lugar en tu vida, a tí... pero merece la pena correr el riesgo
por todas esas personas que pasan y dejan huella en tu vida, para bien o para mal, pero que forman capítulos de esta, tu historia.